A la importancia arquitectónica de la casa, hay que sumar el amplio y frondoso jardín que la rodea imitando el estilo de los palacios medievales andaluces, con pasillos geométricos bordeando las zonas donde crecen las plantas y árboles, algunos de ellos ya de porte monumental. Las especies exóticas del jardín, como el bambú o las dos grandes araucarias que flanquean la fachada principal, se trajeron de diferentes países en los viajes por el mundo de la empresa conservera Lloret y Llinares de la que eran propietarios la familia ‘Centella’. Este jardín tan exótico y singular daba al chalet un toque moderno y cosmopolita, muy del gusto de la burguesía de principios del siglo XX.

En el centro del jardín, bajo la frondosidad de un gran ficus, encontramos un cenador metálico con una pequeña fuente octogonal rodeada de bancos y maceteros revestidos de colorida azulejería. Este rincón tan especial del jardín se ha rehabilitado, de manera exacta al original, para que nuevas generaciones de vileros y visitantes puedan seguir disfrutando de este jardín botánico histórico que, por cierto, una de las araucarias, con 40 metros, es el árbol más alto de la Comunitat Valenciana.